Phthisis, tabes, schachepheth, la plaga blanca, consunción, escrófula…Cualquiera pensaría que estamos hablando de muchas enfermedades, pero todos estos nombres hacen referencia a un único microorganismo: Mycobacterium tuberculosis.

¿Y cómo es posible que una sola enfermedad tenga tantas referencias diferentes? La respuesta es muy simple; porque la tuberculosis ha acompañado al hombre durante miles de años, pudiéndose rastrear hasta 9000 años atrás.

No fue hasta el siglo XIX, concretamente el 24 de marzo de 1882, que el Dr. Robert Koch anunció el descubrimiento de Mycobacterium tuberculosis, la bacteria causante de la tuberculosis. Por aquel entonces, la tuberculosis era la causa de muerte de una de cada siete personas en Estados Unidos y Europa y el descubrimiento del Dr. Koch fue el paso más importante que se ha dado en el camino hacia el control y eliminación de esta enfermedad.

A pesar de los esfuerzos por acabar con la tuberculosis desde el descubrimiento del agente causante, cerca de un cuarto de la población mundial están infectados con esta bacteria, y aproximadamente 10 millones de personas desarrollarán la enfermedad cada año. Igualmente, siendo esta una enfermedad prevenible y tratable, cerca de 4000 personas mueren cada día en todo el mundo a causa de ella.

Esto nos lleva a preguntarnos cómo es posible que, a pesar de que desde hace más de un siglo que luchamos de forma conjunta contra la tuberculosis, esta sigue siendo una de las enfermedades que más muertes producen al año en todo el mundo. La respuesta es que Mycobacterium tuberculosis puede vivir, reproducirse y transmitirse en múltiples hospedadores, muchos de los cuales son nuestros animales domésticos.

Los sistemas de cría, la densidad, la distribución espacial y la ecología de las poblaciones, la patogenia, las vías de transmisión o la capacidad de actuar como reservorios, especialmente en los animales silvestres en conjunto con la dificultad de diagnosticar la enfermedad, son diferentes factores que contribuyen al mantenimiento de la enfermedad en la actualidad.

Es por ello por lo que cada 24 de marzo conmemoramos el Día Mundial de la Tuberculosis, fecha que aprovechamos para recordar el descubrimiento del Dr. Koch, el impacto que tiene aún hoy en día esta enfermedad y los avances que se han logrado en el diagnóstico, prevención y tratamiento de la tuberculosis. Aún queda mucho camino por recorrer hasta eliminar esta enfermedad.

Desde Nufoer queremos participar en la importante misión de concienciar sobre los problemas que esta enfermedad sigue causando, y la importancia de seguir luchando por conseguir erradicar definitivamente la tuberculosis.